La Master of Wine Sarah Jane Evans revela por qué Vinoble es la feria vinícola más divertida y culturalmente rica que puedes visitar en 2018.
Las flores de las jacarandas son de un rutilante violeta, el cielo está azul y despejado, el suelo es de albero, dorado y tostado. Los aromas del jerez inundan, embriagadores, la brisa, que sopla suave. Las personalidades más granadas del mundo bodeguero jerezano están presentes, ataviadas con elegancia para la ocasión. ¡Solo puede ser Vinoble! La feria bienal de España dedicada a los vinos generosos y dulces es un banquete para los sentidos. Además, el evento se celebra en el Álcazar, una antigua fortaleza musulmana construida antes de la reconquista de Jerez por los cristianos.
Como feria del vino, es insuperable. Para cualquier amante de los vinos generosos y dulces del mundo, es el paraíso. Además, el evento tiene la particularidad de celebrarse en el corazón de una región vinícola. Puedes ir a la feria por la mañana y comer en una bodega a dos minutos andando o en un viñedo a 15 minutos en coche. Puede que sea más pequeña que Prowein o Vinexpo y que no haya aire acondicionado, pero es mucho más divertida
En 2016 se celebró la octava edición de Vinoble. El nombre es un guiño a la podredumbre noble, la botritis que da lugar a algunos de los mejores vinos dulces del mundo. Vinoble es la excelente idea de reunir en la tierra del jerez a productores de una diversidad de vinos: de madeira y moscatel a sauternes o samos, pasando por vino de hielo canadiense y oporto.
Como de costumbre, la primera planta del palacio árabe está dedicada a vinos de Jerez. Hay una zona dedicada al fino, otra, al palo cortado, etc. Es el mejor modo de ir catando todos los jereces de cada tipo. O quizás lo sería, si las salas no estuvieran más abarrotadas que cualquier bar de tapas. Mi consejo es que vayas a la feria por la mañana, muy temprano.
A un lado de la sala, Pepe Ferrer da una sorprendente cata de geles con sabores y jereces. Veredicto: el mejor maridaje para el curry es cream muy frío. Nada va mejor con las especias indias. Toda una revelación que os ofrezco en primicia.
Las bodegas tienen sus propios puestos aparte de las salas principales. A pesar de estar jubilado y de vacaciones, Javier Ochoa sigue trabajando en el puesto de su familia; Javier sirve una creación de su hija: MdO, la exquisita y espumosa versión navarra de un moscato d’asti italiano.
Por la ventana, veo a Jan Pettersen, que lleva el timón de la multipremiada bodega jerezana Fernando de Castilla. Se ocupa en ofrecer muestras y enseñar etiquetas de su nuevo vermut, deliciosamente seco y especiado, que llegará pronto al mercado. Está preparado con pedro ximénez (PX) viejo, oloroso y 27 botánicos. En la planta de abajo, el puesto de la bodega de Montilla-Moriles Toro Albalá está abarrotado. Que Luis Gutiérrez, del Wine Advocate, te otorgue 100 puntos (por el PX Convento Selección 1946, y de forma absolutamente merecida) es toda una hazaña que atrae mucha atención.
Cruzando el patio, Pedro Ballesteros MW y César Saldaña, director general de la D. O. Jerez, dan una extraordinaria cata. Los caldos en cuestión son varios vinos experimentales de las principales bodegas de Jerez, así como vinos innovadores de la próxima generación. Algunos conceptos para reflexionar: «envejecimiento estático» —es decir, la maduración de vinos en bota sin seguir el sistema de soleras tradicional, como si fueran vinos de mesa—, los viñedos únicos y la búsqueda del terroir. El jerez no es una bebida anticuada y congelada en el tiempo: es un vino que está cambiando, como siempre lo ha hecho. De esta edición 2016, me quedo con el énfasis en la calidad frente a la cantidad.
Vinoble 2016 fue la forma perfecta de descubrir y saborear los vinos de Jerez. Además, hubo tiempo para visitar las bodegas de la ciudad, pasarse por una fiesta flamenca y comer tapas a voluntad.