El trabajo desde el principio siempre se ha centrado en la búsqueda de viñas viejas en los lugares más genuinos y menos explorados del Duero, donde hay nuevas historias que contar en forma de vino. Fue al pie de la Serra do Reboredo (1.000 metros de altura), en Paredes da Beira, en el punto más alto del Duero, donde empezó todo. Rodeada de abundantes afloramientos graníticos, la zona posee suelos arenosos graníticos